sábado, 6 de marzo de 2010

Marzo, el mes de la mujer

Buenas de nuevo! Estas semanas han sido mas relajadas, asi que os voy a contar algo de las tradiciones rumanas. Ya os comente que tenian un San Valentin propio, el Dragobete, que se celebra el dia 24 de Febrero.

Dragobete es el hijo de Baba Dochia, una anciana que se identifica con el invierno. Cuando Dragobete nace, las nieves alimentan a los rios, y comienza el ciclo de la fecundidad en la tierra y, como no, entre los seres humanos.El dia 24 se llama tambien "el dia en que los pajaros se enamoran", y de hecho , la gente mayor cuidaba en ese día de todos sus pájaros, pero también de los pájaros del cielo. En ese día no se sacrificaba ningún animal, porque eso hubiera estropeado la celebracion de la vida y los emparejamientos.

Tradicionalmente se celebraban festejos y bailes, como la Hora Dragobetele, donde los mozos y las mozas del pueblo elijen la pareja que les va a acompañar toda la vida (o al menos durante el año). Ademas, quien participaba en esta fiesta era protegido de todas las enfermedades de la temporada, particularmente la fiebre, y también contribuía al bienestar del hogar.

La siguiente tradición, es el Mărţişor  que significa pequeño o querido Marzo. Se celebra el primer día de este mes, y en el se festeja el principio de la primavera. Sus origenes se creen basados en el año nuevo romano, que se celebraba en el mes del Dios Marte. Marte era el Dios de la guerra, pero también el protector de la agricultura, y del renacimiento de la naturaleza. Esta dualidad se mantiene en los colores del Mărţişor, rojo y blanco, simbolizando la paz y la guerra (tambien el invierno y la primavera).


Hoy en dia, los hombres regalan a las mujeres un pequeño talisman llamado Mărţişor (también se suele regalar entre mujeres, y solo ocasionalmente una mujer a un hombre). Este puede ir desde un objeto de plastico (como un piolin, una mariquita, etc...) hasta una joya, colgante o incluso una flor, siempre atado con un cordel de hilo rojo y blanco entrelazado. La mujer lo llevara, bien prendido en la ropa, bien atado en la muñeca, desde ese día, durante dos semanas. El talismán se supone que otorgara fuerza y bienestar a la persona que lo lleve durante el año entrante.


Así que estos días, los alrededores de Piaţa Universitate, Unirii y Romana, han estado cuajados de puestos como el que muestro a continuación. Y plagados de gente eligiendo el Mărţişor que van a regalar.



Yo le regale uno a la nena, claro esta. Estuve un par de días buscando uno especial, y luego me dio bastante coraje encontrarlo por todas partes el domingo...Aunque bueno, no eran iguales a este.


Perdonad el flash, pero es que no se veía.

Ademas de eso, hoy voy a romper una lanza a favor de los perros de Bucarest. Ya que he tenido dos situaciones que llegan a hacerte sentir ternura y compasión por estos pobres bichos abandonados. Y es que después de algunas pesquisas, nos hemos dado cuenta de que estos perros "atacan" o mas bien, defienden, cuando se entra en su territorio. Pero luego los puedes encontrar pacíficamente durmiendo, aprovechando los rayos de sol, como me los encontré un día yendo a trabajar...


El otro caso simpático, nos ha ocurrido hoy mismo. Aunque estaba nevando, hemos ido a dar una vuelta, primero a Unirii, donde hay una especie de rastrillo de ropa, pero por suerte bajo una carpa. Hay bastantes prendas a buen precio, sobre todo de piel. Y a la salida, decidimos ir hasta Calea Vitan, al Bucaresti Mall, ya que el día no acompañaba mucho para otra cosa, y así la nena podría disfrutar del Burguer King. La cosa es que al salir de la carpa y dirigirnos hacia el Bulevar Unirii, empezamos a notar que un perro nos seguía, pero por delante nuestra. Estaba sucio, debía tener garrapatas hasta en el hocico, pero tenia una mirada de penita que ni el gato de Shrek. Nos "acompaño" durante todo el recorrido hasta el centro comercial, ladrando a los coches que nos pasaban cerca (como defendiéndonos). El único problema es que cuando pasaba por una zona donde hubieran mas perros (o perros defendiendo su territorio) empezaban a ladrar y el pues les devolvía el ladrido alguna vez, pero sobre todo permanecía con nosotros. Así que procuramos pasar por las zonas con menos probabilidades de encontrarnos a otros perros. Nos hizo especial gracia una vez parados en un semáforo, que una pareja se puso a decirles cosas al perro, y el pasó delante de ellos y nos miró, dejando claro que él ya había elegido. Nos dio pena y todo entrar en el centro comercial y dejarlo a él fuera.



Por cierto, dentro del centro comercial, encontramos una tienda llamada Divertia, donde pudimos encontrar un clic caballero gigante...y al lado...


Seguro que uno que me conozco hace algún comentario.

Nos vemos!